El género de las aventuras narrativas le debe mucho a Tales from the Borderlands. Por mucho que su fórmula se ciñese a lo visto en algunas de las obras más laureadas de Telltale Games como The Walking Dead o The Wolf Among Us, el estudio californiano no dudó en lanzarse a la piscina y confeccionar un relato que sustituía la carga dramática de sus anteriores trabajos por un humor absurdo y disparatado que resultó ser un soplo de aire fresco para los aficionados.
Ni siquiera estudios como Quantic Dream o Dontnod, ilustres desarrolladores de este tipo de propuestas, se han atrevido a explotar universos tan desternillantes como el de la franquicia de 2K Games, apostando siempre por thrillers de corte cinematográfico o historias de un cariz intimista.
Han tenido que pasar nada menos que ocho años para que este singular spin-off haya contado con una secuela, que llega casi por sorpresa y firmada por Gearbox Studio Québec. Una entrega que dicho sea de paso poco o nada tiene que ver con su antecesora, ya que sus responsables han preferido hacer borrón y cuenta nueva desde un punto de vista argumental.
Por este motivo no esperéis que el título que tenemos entre manos arroje algo de luz al enigmático final del original, ya que al poco de comenzar nos presentan a un nuevo trío de perdedores cuyas andanzas darán forma a New Tales from the Borderlands. Ellos son Anu, una científica con ínfulas pacifistas que trabaja en un nuevo dispositivo con el que pretende cambiar las cosas en la galaxia; Octavio, un pillastre de carácter emprendedor que sueña con hacerse rico y famoso; y la incorregible Fran, la dueña de un malogrado negocio de yogulado que lucha a diario por controlar su ira.
A fin de no revelar demasiado sobre la trama simplemente diremos que una vez crucen sus caminos se embarcarán en una rocambolesca empresa que implicará enfrentarse a perversas corporaciones, lidiar con violentos psicópatas, profanar cámaras e incluso sobrevivir a un mortífero reality televisivo.
Como suele ocurrir, este delirante viaje al estrellato no es más que una excusa para profundizar en unos personajes de lo más variopintos y cuyas personalidades acostumbran a chocar. Nosotros no hemos tardado en cogerles cariño, lo cual ha motivado que siguiésemos sus pasos con gran interés de principio a fin.
La manera en la que interactúen entre ellos, ya sea echándose un capote de vez en cuando o acusándose de cada traspiés que se produzca, provocará que estrechen sus lazos o que por el contrario surjan distensiones en el grupo. Todo esto se verá reflejado en un medidor que se irá rellenando al finalizar cada uno de los cinco capítulos que componen el juego y que repercutirá en el final del mismo. Hay varios, algunos más amargos que otros, aunque si jugamos bien nuestras cartas será posible acceder al desenlace perfecto. No es fácil, ya que en ocasiones las conversaciones son tan caóticas que resulta difícil predecir la reacción de nuestro interlocutor, aunque en cierto modo es la gracia de una propuesta tan chiflada.
La aventura atesora grandes momentos, si bien en términos generales no alcanza las cotas de excelencia de la primera parte. Hemos de reconocer que el equipo de Telltale Games era único en lo que se refiere a contar historias, y el relevo se hace notar ligeramente en esta parcela del producto. Claro que el cambio de estudio no ha sido del todo negativo, ya que el título se beneficia de su experiencia en el apartado técnico, mucho más sólido que antaño. La fluidez a la hora de saltar de una escena a otra es palpable, por lo que se acabaron esos molestos tirones que en el pasado consiguieron sacarnos de quicio más de una vez. Todo ello respaldado por un apartado gráfico notable, con diseños que han ganado en detalle y una mayor expresividad en los rostros.
Su estilo artístico no ha variado y se mantiene fiel a las raíces de la saga, que siempre ha hecho gala de una estética cercana al cómic. Nada de cuanto se muestra en la pantalla nos hace dudar un instante de que estamos inmersos en el universo de Borderlands, lo cual habla muy bien del trabajo realizado por Gearbox a la hora de tomar prestados los elementos más característicos de las entregas orientadas a la acción y RPG. Por poneros un ejemplo, aquellos niveles que nos permiten una exploración libre de los escenarios están repletos de contenedores o cajas de seguridad que al abrirse nos reportarán un buen puñado de fajos de billetes con los que comprar nuevas apariencias para los protagonistas, un guiño muy evidente al incesante looteo que llevamos a cabo en dichos juegos.
Eso sí, si no sois conocedores de la licencia no tenéis de qué preocuparos. New Tales from the Borderlands no requiere haber jugado a ninguna otra entrega para sacarle partido a la experiencia. Por supuesto la aventura está llena de guiños a la franquicia, haciendo mención a la leyenda de los buscacámaras, a los conflictos entre corporaciones e incluso introduce algún ilustre cameo. Los fans lo disfrutarán, aunque siendo honestos no hemos encontrado ni una sola referencia que condicione la comprensión de los acontecimientos que se narran.
Centrándonos ya en las mecánicas jugables, lo cierto es que el juego nos deja una sensación agridulce. Es cierto que entretiene y mucho, pero no podemos obviar que vuelve a caer en uno de los aspectos más controvertidos de la serie, en concreto la escasa repercusión de nuestras decisiones en el devenir de la historia e incluso la indulgencia del juego con nuestros fallos. El impacto de estas elecciones en la trama se antoja menor que en anteriores títulos como The Walking Dead, de hecho en ocasiones hemos comprobado que escoger distintas opciones de respuesta en los diálogos no varían en absoluto el siguiente paso de nuestros personajes, lo que puede resultar decepcionante sobre todo teniendo en cuenta el gran esfuerzo que estudios como Supermassive Games o Quantic Dream están poniendo en sus nuevos proyectos, tratando por todos los medios de diversificar el desarrollo de nuestras correrías en función de nuestro criterio.
La sensación de que el juego nos lleva de la mano hasta la inminente conclusión es continua, y más teniendo en cuenta algunas escenas en las que intervienen los archiconocidos Quick Time Events. Si tuviésemos que destacar alguna nos quedamos con una que tiene lugar en la recta final y que protagoniza Anu, la cual intenta zafarse de un enorme brazo mecánico que quiere atraparla. Si logramos ejecutar correctamente el movimiento que se nos indica en la pantalla, lograremos esquivar su embestida. Sin embargo, instantes después contemplaremos cómo la científica cae al suelo y acaba siendo apresada por las fauces metálicas, lo que nos lleva a pensar que el resultado hubiese sido el mismo de fallar la acción.
Como curiosidad, cada vez que vayamos a realizar un QTE se mostrará un indicador en pantalla avisándonos de que en breves momentos se nos pondrá a prueba. Tiene lógica pues en juegos en los que la mayor parte del tiempo estamos escuchando a los personajes parlotear es bastante habitual soltar el mando para coger un refresco o simplemente descansar los brazos, lo cual a un servidor le ha costado algún que otro disgusto en títulos más exigentes o que instaban al jugador a reaccionar rápido ante un suceso inesperado.
Claro que New Tales from the Borderlands no es ese tipo de juego. De hecho la dificultad es prácticamente nula, no sólo a la hora de pulsar botones en la frecuencia correcta sino también a la hora de abordar los minijuegos. Hay de varios tipos, y salvo alguna que otra excepción se irán repitiendo cada cierto tiempo. Los más comunes son la secuencia de pirateo a través del dispositivo que porta Octavio en su muñeca y la discutible técnica de Anu para que funcionen ciertos artefactos, que se basa en golpearlos un par de veces en los puntos adecuados.
Mención especial merecen los combates de las figuras coleccionables que iremos encontrando por doquier. Son reproducciones de algunos de los héroes más populares de Borderlands y que utilizaremos en batallas contra un adversario de lo más persistente. Nos han sacado más de una sonrisa, aunque las mecánicas de estos enfrentamientos no van más allá de esquivar los ataques de nuestro oponente hasta que se agote y nos toque golpear sin cesar. Al igual que los anteriores, merecía que los desarrolladores hubiesen añadido un plus de complejidad a estos pasatiempos, que si bien aportan algo de variedad no ofrecen el más mínimo desafío.
Es importante que aquellos que estén considerando hacerse con el juego tengan muy claro lo que se van a encontrar. New Tales from the Borderlands te atrapa gracias a su carácter jovial y desinhibido, si bien ejerce un control férreo sobre la narrativa. El tramo final está trufado de instantes emotivos que contrastan con el histriónico alborozo de sus personajes, algunos de los cuales como Fran o el robot L0U13 merecen formar parte de la galería de iconos de la franquicia. Si sois capaces de perdonar al juego su falta de ambición a la hora de proponer un verdadero reto al jugador, es muy posible que disfrutéis de la acidez de esta comedia desacomplejada. ¡Marchando unos tacos para todos!