The Last of Us – Más que una gran adaptación

Al contrario de lo que muchos piensan no resulta nada fácil embarcarse en la adaptación de un conocido videojuego, ya sea para la pequeña pantalla o para su exhibición en las salas de cine. Existe una miríada de descalabros que prueban que la inmensa popularidad de algunas de las licencias más jugosas de la industria acaban siendo una pesada losa y no el trampolín que los estudios esperaban de cara a vender este tipo de proyectos a la audiencia.

El éxito de estas propuestas no sólo radica en su fidelidad al material original, sino también en la capacidad de sus creadores para distanciarse del mismo cuando es necesario a fin de desarrollar un relato coherente y cautivador. Un delicada balanza que suele decantarse hacia un lado u otro, dando como resultado una feroz controversia entre aquellos que llevan años entregados a tan formidables universos.

No hace mucho hablábamos del sonado fracaso de la malograda Resident Evil, la serie de Netflix que fue cancelada de manera fulminante tras el estreno de una primera temporada que generó un poderoso rechazo por parte de la comunidad fan. Uno de los principales motivos por los que la producción no acabó de calar entre sus adeptos fue precisamente lo ajena que se veía tanto en lo estético como en lo narrativo a los títulos que tantas horas de ocio habían reportado a toda una generación de jugadores.

Paradójicamente en 2021 asistimos a un nuevo intento por instaurar la franquicia en las carteleras tras la conclusión de la saga firmada por Paul W. S. Anderson. Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City fue vilipendiada por crítica y público por su deficiente librero y su pésimo reparto, si bien no se le puede negar el esfuerzo invertido por replicar los escenarios y el vestuario del legendario survival.

Extremos opuestos e igualmente frustrados que evidencian que sólo el talento es capaz de sacar adelante producciones del calibre de The Last of Us, una de las obras mejor valoradas de la industria del entretenimiento electrónico y que cobra vida gracias a la apuesta sin precedentes de HBO.

Con un guionista avalado por esa serie impecable que es Chernobyl y un reparto lleno de rostros conocidos como el de Pedro Pascal (The Mandalorian), Bella Ramsay (Juego de Tronos) o Anna Torv (Fringe), lo nuevo de la cadena estadounidense se marca como objetivo insuflar algo de vida al maltrecho género de zombies trasladándonos a un escenario apocalíptico que hoy más que nunca se antoja aterradoramente real.

Lejos de escenificar una cruenta lucha de egos, sus responsables no han dudado en hacer uso de todos los recursos que les brindaba un juego que no sólo cuidaba en extremo el desarrollo de su historia, sino que también contaba con atributos cinematográficos de gran calado. Ya en su primer capítulo llama la atención cómo la escena en la que Joel recibe el regalo de su hija no sólo está representada de manera idéntica a la del título de Naughty Dog, sino que también se sirve de muchas de sus líneas de diálogo sin ningún rubor, abrazando su herencia digital y naturalizando la fusión entre dos medios que se sienten cada vez más cercanos.

Así mismo, The Last of Us no se percibe como un producto constreñido, gozando de la suficiente libertad creativa como para modificar aquellos aspectos que no acababan de adaptarse al formato que nos ocupa. La sinergia creativa de Craig Mazin y Neil Druckmann, artífices de este viaje épico y desgarrador, ha conseguido que la serie se aproxime a ese punto de equilibrio que no sólo apunta a que se convertirá en la mejor adaptación de un videojuego jamás realizada, sino también en una de las ficciones que marcarán este 2023.

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