Ted Lasso y la positividad tóxica

¿Quién no quiere al bueno de Ted? Siempre tiene una sonrisa en la boca, una palabra amable y está dispuesto a ver lo mejor de cada situación. El primer episodio de la tercera temporada de Ted Lasso se estrenó el 15 de marzo y trajo de vuelta a este hombre adorable que no deja de intentar que todas las personas a su alrededor sean las mejores versiones de si mismas. El personaje interpretado por Jason Sudeikis es un eslogan de Mr. Wonderful con pies de barro. Lo dicho ¿Quién no quiere al bueno de Ted? Pues Ted.

La serie lleva dos temporadas preparando el terreno para que seamos conscientes de que Lasso cubre su ansiedad, sus inseguridades y su depresión con capas y capas de positividad. Desde el cartel amarillo en la puerta de su despacho que reza «Cree», como si la vida no tuviera la mala costumbre de entrometerse en los planes de todo el mundo. Hasta la capacidad de hacerse pequeño, hasta invisible, con una sonrisa para que todos los de su alrededor brillen. Todo esto sin darse cuenta de que si su equipo resplandece es porque es endemoniadamente bueno en lo que hace. Aún sin saber lo que es un córner.

La serie ha conseguido que vaya al psicólogo, pero todos los que en algún momento han lidiado con su salud mental saben que la depresión no se soluciona únicamente con sentarse en un diván. Aunque ayude. Cada vez son más las series que se lanzan a explorarlo, y Ted Lasso, tratándose de una serie que vive el optimismo casi como contracultura, no podía dejar de plantearse cuándo esa positividad comienza a ser tóxica.

Así, la temporada parece que va a estructurarse en dos planos paralelos: Ted y Nate. La positividad tóxica y la masculinidad tóxica. Nada representa mejor esta dualidad que sendas ruedas de prensa: Nate escondido debajo de una mesa canalizando todas las humillaciones e inseguridades en forma de enfado para proyectar una imagen agresiva con la que protegerse; Ted riéndose de si mismo en un movimiento brillante a nivel de relaciones públicas, pero que no es más que esconder sus inseguridades a plena vista convirtiéndolas en algo ligero y que no incomoda. Ted siendo Ted.

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Será interesante ver como estas dos estrategias, ambas a la defensiva (como el cuatro, cuatro, dos que propone Roy para el equipo) interactúan con el resto de personajes. Parece que esta tercera temporada el AFC Richmond va a tener que enfrentarse a sus inseguridades y al miedo al fracaso en un mundo ultracompetitivo y aterrado del fracaso. No se me ocurre un tema más adecuado para los tiempos que corren.

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