Let’s go, Barbie! La muñeca de Margot Robbie nos conquista con crisis existenciales y lentejuelas rosas

Esta crítica no contiene spoilers

Hablemos de Barbie. Más allá del Barbenheimer, del rosa y de las lentejuelas. Más allá incluso de las incongruencias propias de un juguete que cuenta con los mismos argumentos para hablar de la liberación de la mujeres (Barbie puede ser cualquier cosa, es la mujer de las mil carreras y la casa de ensueño; el primer juguete femenino que no iba de ser madre o ama de casa) como de su opresión (estándares imposibles y una visión muy limitada de lo que es un canon de belleza).

Greta Gerwig ha dejado claro, por si alguien todavía tenía dudas, dos cosas: tiene una voz propia a prueba de empresas multimillonarias; y una sensibilidad especial para relatar de una forma universal la experiencia de ser mujer en la sociedad actual.

Barbie la película juega a los malabares con las diferentes lecturas que pueden realizarse del guion y de la propia muñeca. No, Mattel no puede ser socialmente radical, por el simple hecho de ser una multinacional. Y, por tanto, una película basada en su proyecto estrella, tampoco puede serlo. Y, sin embargo, Margot y Greta han conseguido introducir pinceladas de algo que si no es radical, se parece bastante.

Ya lo dice el refranero: entre broma y broma, la verdad asoma. Así que entre Barbie preguntándose sobre la muerte vestida de lentejuelas y Ken cantando desaforado… La película nos habla de expectativas sociales imposibles, de las relaciones materno-filiales, de la masculinidad tóxica, de humanismo y de lo bonito que es el rosa.

En algunos momentos – especialmente al final- se le ven las costuras. Pero es el precio a pagar por intentar serlo todo como Barbie. Es un peaje ínfimo. A cambio nos ofrece un reparto en estado de gracia, una fiesta camp, un guion que funciona a la perfección, una explosión de rosa y un espacio para la reflexión.

Margot Robbie parece nacida para hacer de esta muñeca. Al lado la que nos viene a todos a la cabeza cuando nos imaginamos este producto de Mattel, hay otras Barbies, como Emma Mackey (una Barbie con un Nobel de física), Issa Rae (la Barbie presidenta) o Dua Lipa (la Barbie sirena). Aquí todas las Barbies tienen cabida. Incluida aquella con la que jugaste mal. Sí, sabes cuál es. Aquí la interpreta Kate Mckinnon. En el mundo real, se reivindica America Ferrera con uno de los monólogos más cargados del largometraje.

En cuanto a los Ken… Ryan Gosling da todo un recital (interpretativo y musical) y el resto de Ken ejercen de perfectas comparsas de sus respectivas muñecas. Ya lo decía el eslogan: ella lo es todo, él es solo Ken. No hay que confundir esto por un acto de misandria, cumple una función narrativa muy clara además de que Greta les proporciona un arco narrativo que se desarrolla bajo una mirada mucho más amable de que lo cabría esperar después de leer ciertas críticas “conservadoras”.

No podemos olvidarnos al hablar de esta película, de un aspecto extracinematográfico, pero no menos importante. Nos ha devuelto – aunque sea puntualmente- la experiencia del cine evento. De disfrutar de la experiencia de ir a esa sala donde se apagan las luces y comienza la ilusión.

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