Las madres norteamericanas no son como las españolas. Menos aún las detectives. Eso es lo que ha quedado claro con el estreno de la versión americana de ‘Los Misterios de Laura’.
Que nuestra Laura Lebrel es una madre española de pura cepa, de esas que podemos encontrar por barrios de edificios de ladrillo visto. Nuestra Laura es un poco torpona, está saturada, tiene celulitis y un poco de tripilla porque cuando las madres que no son de la tele del otro lado del charco dan a luz, pues oye, a las mujeres se les nota. Que eso no quita para que nuestra Laura sea súper eficiente, más lista que el hambre y sepa aprovechar muy bien que tiene pinta de ama de casa y que, por desgracia y de una forma injusta, nadie se la toma muy en serio… hasta que no les ha dado el golpe de gracia. Como Colombo pero estando pendiente de que no te expulsen a los niños del cole.
Y luego está la madre norteamericana, que para los estándares estadounidenses estará talludita supongo, pero que es una súper mujer. Laura Diamond tiene un pelazo su coche está lleno de cosas de los niños pero ella va como un pincel, es resolutiva, no se hace pasar por tonta y si se pone en bañador está divina no, lo siguiente. En serie, la Laura de la versión estadounidense sería una rompecorazones en nuestras ficciones nacionales.
Es por esto que da la impresión que ‘Los Misterios de Laura’ en su versión estadounidense parece quedarse a medio gas, el personaje de Debra Messing es muy divertido pero no se diferencia en nada de las otras miles de madres prefabricadas que hemos visto en los procedimentales. Y si a eso le sumamos que el caso del primer capítulo es muy flojo, y que la trama con el ex marido no está bien llevada nos encontramos conque el ser gracioso no basta. Necesitábamos una Lynette Scavo haciendo de Colombo, no un Rick Castle en cuerpo de mujer….
Por mi parte no me creo a su Laura como madre, pero quizás es que yo me equivoco y realmente las madres americanas no son como las españolas y Lynette fue sólo un espejismo.