En Atresmedia quisieron que la boda de Ana y Alberto fuera recordada por los espectadores como si se tratase del enlace de una infanta y lo consiguieron. Porque Velvet podría ser todo lo cursi que uno quiera, que lo era, pero conocía perfectamente a su público y supo mantenerse fiel a su esencia.

Si Velvet no era tu serie, el final en directo te habrá parecido innecesario y que te subía varios puntos el nivel de azúcar en sangre. Si eres de los que has seguido la ficción de Antena 3 cada semana durante estos años habrás disfrutado viendo a Rita, Clara, Raúl de la Riva, Pedro y a Mateo correr de un lado para otro preparando un final de cuento de hadas para Ana y Alberto.

Porque eso es lo que era Velvet, un cuento de hadas que transcurría en unos años 60 paralelos que no han sido tocados por los años de dictadura de este país. Hasta qué punto eso es negación de nuestra historia o hasta que punto no era necesario incluirlo en una historia que tenía más pretensiones de vodevil (dicho esto con todo el respeto y cariño que tenemos aquí a ese género que es más complicado de lo que parece) que de serie de época. Al fin de al cabo, y salvando las distancias, nadie se queja cuando todas las adaptaciones de Los Mosqueteros ignoran una y otra vez que ese cuerpo de la Guardia Real eran como las SS pero en medieval y en francés en aras de mantener el espíritu de aventura intacto.

Con José Sacristán diciendo la hora y minuto en que comenzaba ese directo y un guiño a cámara de Asier Etxeandia quedó claro quiénes tienen más tablas teatrales. No es de extrañar que los dos actores hayan sido los que más han dotado de vida la serie temporada tras temporada. De todas formas desde aquí damos la enhorabuena tanto al equipo técnico que ha conseguido que encajasen estas imágenes dentro del cuerpo de la serie como al reparto, que  independientemente de su soltura “teatral”, daba la impresión de estar emocionado de verdad.

Más allá del directo, el último capítulo de Velvet dio lo que debía dar, sin demasiadas sorpresas de última hora. La boda ya estaba anunciada, que para algo se ha hecho esta temporada, para dar a los espectadores el final que pedían. Mateo y Clara tenían que terminar juntos. Cristina y Carlos tenían que recibir su merecido. Raúl de la Riva parece que por fin encuentra el amor. Nadie se queda sin su final feliz, excepto Pedro y Rita que se llevan la nota más amarga del final de la serie.