¡Ay! No hay nada más intenso, duro, secreto, tortuoso y apasionado que el amor entre espías. Lo que sufrimos con la relación de Sydney Bristow y Michael Vaughn durante las cinco temporadas de Alias.
A pesar de todo el drama y locuras de Alias la relación entre Sydney y Vaughn era algo sólido, coherente y lleno de ternura. Supieron crear una relación amorosa, bonita e íntima que entretuviera y aligerara la trama de espías sin hacerla cursi, ya que muchas veces para compensar las tragedias nos ofrecen relaciones demasiado almibaradas.
Y eso que es una de las relaciones más tortuosas que ha visto la televisión. Desde la prohibición de relaciones entre agentes de la CIA, y sobre todo la desaprobación del padre de Sydney, hasta falsas muertes y consecuente separación para burlar las intenciones asesinas de una organización criminal, pasando por el cliffhanger más doloroso con la que ha dejado una serie a sus seguidores. Cuando al final de la segunda temporada Sydney se despierta en China, sin saber qué hace ahí ni cómo ha llegado, y descubre del propio Vaughn que lleva desaparecida dos años, que la han dado por muerta y que éste ha seguido adelante con su vida y se ha casado. Pero es que la muerte de Sydney destrozó a Vaughn y casi le mata.
Es probablemente el momento más difícil de la relación entre Vaughn y Sidney que además tienen que trabajar juntos, pero se dan cuenta de que se siguen queriendo y que quieren estar juntos. Aún así lo que viene no es un camino de rosas, de hecho deben sortear varios baches. La relación de Sidney y Michael nunca será normal, ni siquiera su proposición de matrimonio lo fue, antes de saltar a una misión casi suicida. Pero consiguen salir de todo y vivir una vida relativamente pacífica con sus dos hijos en un lugar recóndito. imposible de encontrar incluso para el director de la CIA.
Escrito por Palo GP
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