Juan José Campanella dirige esta serie protagonizada por Lee Pace, Mackenzie Davis y Scoot McNairy

Halt and Catch Fire se ha convertido en uno de los estrenos de la temporada, y en una serie de referencia. Su estética, su música, la idea que plantea, la forma en la que está rodada, los personajes y la historia que nos cuenta ha hecho que durante diez semanas haya sido nuestro centro de atención.

Halt and Catch Fire es tan prepotente como brillante, tan inteligente como tonta, y tan ambigua como metafórica. Verla es como leer código, o descifrarlo más bien. Porque mientras hablan con tecnicismos que si no eres informático no entiendes, saltan en el tiempo sin ser precisos, y les ves como pollos corriendo sin cabeza; te vas enganchando a sus emociones, a sus ideas, a las situaciones por las que pasan. Vas descubriendo a los personajes, como el jefe o la mujer quienes crees que van a matar el proyecto y te sorprenden estando ahí cuando los protagonistas más los necesitan. Y el personaje que al principio adorabas termina por caerte mal para volver a caerte bien.

Todo eso unido a problemas que no entiendes pero llegas a comprender gracias a las magníficas interpretaciones de los actores, y los perfectos guiones que te transmiten todas las capas de razones y emociones de todos y cada uno de los personajes.

Ahí reside la genialidad de Halt and Catch Fire.

La serie de AMC quiere ser guay y molar, y el espectador sabe que esas son sus intenciones, y el hecho es que lo consigue. No huye de sus pretensiones. Y es que Halt and Catch Fire es como Joe MacMillan, Cameron Howe y Gordon Clark; en el contenido y en el continente; con sus metáforas, su verborrea, su imagen, su creatividad, su honestidad y sus ganas de ser grande.