Metro Redux, reexplorando las entrañas de Moscú

Cuando leí la excelente novela de Dmitry Glukhovsky, Metro 2033, una de las primeras cosas que me vinieron a la cabeza fue que no sería ninguna tontería trasladar ese universo a los videojuegos. Se trataba de un mundo subterráneo poblado por aquellos supervivientes de un holocausto nuclear que pudieron refugiarse en las entrañas del metro de Moscú y que convirtieron la red en un conjunto de estaciones militarizadas, esclavas de sus distintas ideologías y siempre amenazadas por los mutantes nacidos de una superficie asolada por la radiación.

Y así fue, 4A Games no dudó en el potencial de las obras de Glukhovsky lanzando dos juegos, Metro 2033 y Metro Last Light, que se convirtieron en una de las franquicias más interesantes de la pasada generación gracias a su buena narrativa, sus guiños a los shooters de la vieja escuela y en especial a su escalofriante ambientación. Con la llegada de las nuevas consolas, sendos títulos se fusionan en una edición Redux que pretende ser la experiencia Metro definitiva trasladando todo su potencial a las nuevas consolas. ¿Lo han conseguido?

El estudio ucraniano ha realizado una revisión muy satisfactoria de sus dos juegos, aunque eso sí tomando como base lo conseguido Metro Last Light. Por esta razón, es en Metro 2033 donde veremos un claro avance en dos frentes bien diferenciados, la jugabilidad y el apartado gráfico, implementando algunos aspectos de la secuela que podemos considerar mejoras sustanciales respecto a la fórmula original. Son primordialmente un apuntado más cómodo, que responde mucho mejor a los mandos, y una mayor precisión en las armas que, ahora sí, pueden personalizarse a nuestro gusto. Además, el sigilo logra ser mucho más asequible ya que no solo nos limitaremos a lanzar cuchillos o apagar luces para no ser descubiertos, sino que podremos ejecutar muertes silenciosas o noqueos.

En cuanto a gráficos, éstos se asemejan por fin a lo visto en Last Light, incrementando muy notablemente el nivel de detalle, las texturas, los efectos de partículas y sobre todo la iluminación, más equilibrada y que elimina esa sensación de estar ante un juego excesivamente oscuro sin sacrificar su genuina atmósfera claustrofóbica. Como se pudo ver en los primeros vídeos comparativos, todos los modelados han sido rehechos con el fin de enriquecer la ambientación y que el salto entre una entrega y otra fuese lo más suave posible.

Todo se ve muy bien, pues es evidente que Metro Last Light sigue siendo a día de hoy técnicamente un peso pesado, aunque a la hora de dar el salto a las nuevas plataformas no dudamos de que muchos esperasen que el estudio ucraniano hubiese ido un poco más allá, ya que factores como la evidente inexpresividad de los rostros de los personajes delatan a un juego que en realidad salió al mercado en 2013.

En todo caso, en Redux se han incorporado todos los DLCs, nuevas zonas, 5 misiones y algunos desafíos que aunque no suponen añadidos de peso sí que se agradecen. También se han agilizado los menús y minimizado tiempos de carga entre secciones.

Otra supuesta mejora que ha levantado más polémica es la de la IA enemiga, donde seguimos encontrado algunos errores de peso, ya sea a la hora de movilizarse una vez hemos sido detectados o cuando fallamos un asesinato silencioso y pese a todo no se percatan de nuestra presencia.

El juego, al menos en la versión analizada para PS4, corre a esos 60 frames por segundo tan de moda y con 1080p de resolución, por lo que los más exigentes podrán estar contentos.

Es importante hablar también de los modos Superviviente o Espartano, seleccionables justo antes de empezar a jugar a uno u otro título. El primero de ellos acerca al jugador a la experiencia original de Metro 2033, es decir, los recursos como balas, botiquines o los preciados filtros para la máscara de gas, indispensables a la hora de salir al exterior, escasearán y tendremos que gestionarlos cuidadosamente y mercadear en las estaciones siempre que tengamos oportunidad. Un estilo en el que primará el sigilo por encima del combate abierto, sin que esto signifique que no se hayan respetado aquellos momentos de mayor intensidad de la aventura.

El segundo responde a la evolución que pudimos comprobar en Metro Last Light, que en su día sorprendió por apostar más por los tiroteos sacrificando la infiltración. Resulta muy gratificante que se de a elegir al jugador la forma con la que quiere afrontar las misiones, la que más se adapte a su gusto, o aquella que quiera probar en primer lugar.

Hay que decir, eso sí, que la rejugabilidad de estos títulos es limitada ya que, precisamente para potenciar la narrativa y la inmersión del jugador en este mundo post apocalíptico, sendas campañas son bastante guiadas y fragmentadas en múltiples niveles no demasiado largos. Esto no significa que nos proporcionen pocas horas de diversión, de hecho nos mantendrán pegados a la pantalla poco menos de una decena de horas cada uno. Sin embargo, pocos alicientes encontraremos para volvernos a meter en los túneles del metro de Moscú más allá de conseguir desbloquear sus finales alternativos.

Desbloquear esos finales, de los que a vosotros os tocará juzgar si realmente son los “buenos”, requerirán atender a una serie de variables que no están demasiado claras. Más allá de ciertas decisiones que tomaremos en algunos actos especialmente en el caso de Last Light, se basan en su mayoría en recopilar puntos de karma realizando buenas acciones en momentos puntuales, aunque es bastante sencillo saltarse sin querer algunos de estos eventos.

En todo caso, decir que Last Light se concibió como una continuación directa del final predeterminado de Metro 2033, que sí se corresponde casi con total exactitud con lo escrito en la novela. Es por eso que, al finalizar el primero de los dos títulos, pese a no haber podido acceder a ese segundo final concebido, podremos continuar la historia de Artyom de manera totalmente coherente.

De hecho, esto nos parece una de las principales justificaciones del lanzamiento de esta edición Redux, y es que para aquellos que quieran jugar esta saga desde cero, en realidad se encontrarán con un único juego con el doble de duración, ya que a nivel argumental y ahora a nivel técnico ambos encajan como un guante.

Suponemos que para aquellos que jugaran Metro Last Light en un PC de gama alta, la compra de este pack no estaría tan justificada, ya que apenas encontrarán mejoras respecto al título que se puso a la venta hace un año. Todo lo contrario para aquellos que se perdieran Metro 2033, que ni siquiera salió para PS3, o lo probaran en las consolas de la pasada generación, que sí apreciarán un salto nada desdeñable.

En conclusión, Metro Redux ofrece la mejor versión que podemos encontrar de dos juegos con muchísima personalidad y que todo fan de los shooters, sean de acción directa o de infiltración, debería probar. Bien es cierto que no podemos afirmar que este lavado de cara, pese a haber sido estupendo y que ha dejado el listón muy alto, haya convertido a los originales en juegos de nueva generación, pues las implementaciones a nivel visual no han llegado tan lejos. Sin embargo, las nuevas sobremesas de Sony y Microsoft consiguen que la experiencia Metro nos llegue a consola tal y como debió haberse disfrutado hace ya muchos meses.

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