«-No sabía que en la SRR teníais tan buen gusto con las secretarias. ¿Cómo te llamas dulzura?

-Agente»

‘Agente Carter’ puede ser a ‘Agentes de SHIELD’ en Marvel, lo que ‘Flash’ a ‘Arrow’ en DC. La hermana pequeña, con un envoltorio más brillante y que complementa a la perfección el universo de la otra. Y además cuenta con un plus: Hayley Atwell.

Esta actriz inglesa ha conseguido dotar de tanto carisma a su personaje que ha pasado de ser un interés romántico para el Capitán América en su primera película, a protagonizar su primer corto y después su propia serie. Una ficción que es una efectiva combinación entre los seriales cinematográficos y radiofónicos de los años 40 y 50, ese encanto ingenuo pero no estúpido propio sobre todo del cine de los 80 y ‘Alias’.

Añado además que por fin -¡aleluya!- tenemos una serie con una heroína femenina de la que la serie no está diciendo “yo no soy como las otras chicas”. Peggy Carter es una mujer y es una agente extraordinaria que resulta que tiene amigas  que son tan válidas como ella aunque en diferentes estilos y va en misiones secretas con un mayordomo porque ser buena en lo tuyo no significa tener que hacerlo tú solo. Por no mencionar que la Carter también le da un golpe en los morros al machismo y al patriarcado al menos 3 veces por episodio.

La serie explora, de una manera entretenida y sin dar la sensación de soltarte un sermón- el tratamiento que recibían las mujeres en el lugar de trabajo en los años posteriores a la guerra y ese planteamiento de este conflicto cultural es lo que le da peso a la serie de Carter con respecto al comienzo de ‘Agentes de Shield’.

Como sabrán los fans del Capitán América, durante la guerra, nuestra Peggy era toda una heroína, pero ahora en tiempos de paz se encuentra con que sus propios compañeros la infravaloran, considerándola poco más que la ex novia del Capitán y la relegan a tareas de secretaria. Para añadir más leña al fuego la pobre tiene que sufrir una cursi radionovela sobre las victorias de Steve Rogers que la presentan como una enfermera indefensa  y bastante llorona, todo hay que decirlo.

Los hombres de su trabajo no se dan cuenta pero Peggy  es más dura que todos ellos juntos y puede ser cualquier cosa menos indefensa. De hecho, su estilo de lucha carece del sentido artístico que pueden tener las coreografías de la Viuda Negra o de Melinda May. La señorita Carter básicamente golpea con todo lo que tiene a mano a su enemigo,  es brutal, intenta compensar cualquier posible desventaja con su entorno, da patadas de lucha de bar a la tripa e impulsando el cuerpo utiliza carteras, grapadoras y todo lo que necesite para salir viva de esa. Y por eso Howard Stark acude a ella para pedir ayuda cuando está en problemas.

Las historias de espías se suelen asociar a tramas complejas con un tono distante que hace que muchos espectadores sean incapaces de conectar con ellas por buenas que puedan llegar a ser. Pero Butters, Fazekas y Dingess han sabido combinarlo muy bien con un tono muy ligado a la aventura y a las escenas más de acción – la agente Carter parece sentir mucha afición por subir a los techos de los coches en marcha- , lo cual le da un innegable dinamismo al hecho de ir desentrañando poco a poco todos los secretos alrededor de la conspiración en marcha.
En definitiva, una serie a la que merece mucho la pena echar un vistazo.