Outcast, el nuevo exorcismo televisivo de Robert Kirkman

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Fox España y Birras Series nos invitaron a la presentación de la nueva serie de Robert Kirkman, el creador de The Walking Dead. Una producción que promete hacer las delicias de aquellos que no se pueden resistir a pasar miedo frente a su televisor. ¿Cumple las expectativas? A continuación os dejamos nuestras impresiones.

“Outcast será aún más terrorífica que The Walking Dead”, afirmaba Robert Kirkman al siempre omnipresente Entertainment Weekly. ¿Qué sacamos en consecuencia de semejante declaración de intenciones? Pues en primer lugar que el afamado guionista sigue fiel a ese género en el que ha conseguido destacar desde hace años y que a decir verdad no está demasiado competido en la pequeña pantalla, lo cual es un tanto desconcertante si atendemos a todas esas producciones cinematográficas que se acumulan en cartelera cada fin de semana arrastrando a las audiencias más juveniles como polillas a la luz pese a su irregular calidad.

En segundo lugar, que a Kirkman le cuesta horrores desprenderse de esa bendita losa que le supone la serie de zombies de AMC con la que irremediablemente van a comparar todos y cada uno de sus próximos trabajos. Algo comprensible, y más cuando tras ver el primer episodio de su nueva ficción nos damos cuenta que pese a sus evidentes diferencias existen importantes puntos en común entre ambos universos y la manera en la que han sido llevados a la televisión.

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Al igual que en la serie protagonizada por Rick Grimes, Outcast se esfuerza por hacerse con la atención del espectador con una primera escena espeluznante, brutal y sobrecogedora, de esas que perdurarán en el imaginario colectivo de sus fans y de los seriéfilos en general independientemente del número de temporadas que vaya acumulando. La apuesta por lo visual es fuerte y siempre con el objetivo de impactar al espectador a la vez de desconcertarlo.

La selección de una ambientación parcialmente rural y un abanico de personajes con los que ramificar la acción pero siguiendo un hilo conductor común también son algunas de las señas de identidad de su autor, que en esta ocasión cuenta con una historia que se percibe más profunda que en The Walking Dead y que da pie a desentrañar muy gradualmente algunas de las incógnitas que se nos presentarán durante los primeros minutos.

En Outcast no hay caminantes, ni bandidos, ni extraños virus que han cambiado el mundo. Se trata de una aproximación a lo puramente sobrenatural donde las posesiones demoniacas y oscuras manifestaciones sí estarán a la orden del día en la pequeña localidad de Rome, West Virginia. Una historia que girará en torno a Kyle Barnes, un hombre que vive atormentado tras varias experiencias aterradoras relacionadas con sus seres queridos y que comenzaron en su niñez.

Su misión, con la ayuda de un reverendo, será buscar una explicación a todo ese horror que le persigue y comprender el origen de los dones que le han sido concedidos y que podrían ser la clave para evitar el fin del mundo.

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El piloto, que sigue con fidelidad el primer número de los comics creados por el propio Kirkman junto al dibujante Paul Azaceta, mezcla con gran eficacia algunos de los elementos más socorridos del género, como esas posesiones infantiles que cualquier adepto espera ver, con algunas ideas propias a nivel conceptual y de diseño que dotan de cierta identidad a la producción.

Decir que Outcast es absolutamente aterradora puede no ser lo adecuado. Desde luego tiene momentos que pondrán los pelos de punta hasta al más valiente y el esfuerzo que deposita en crear la atmósfera adecuada en vez de recurrir al susto fácil es un punto más a su favor. Eso sí, su ritmo pausado hará que los espectadores más impacientes consideren que no mantiene la tensión al nivel que cabría esperar.

Cuestión de paladares, aunque efectivamente la serie se toma su tiempo a la hora de desarrollar su narrativa. Sí hay que decir que el uso de los flashbacks, expuestos casi en simultaneidad temporal respecto a la escena que se está llevando a cabo, hace un uso inteligente de los escenarios y ayuda a empezar a rasgar en la superficie de unos personajes que deberemos ir conociendo a lo largo de los 10 capítulos que conforman su primera temporada.

Con un solo episodio es pronto para sacar demasiadas conclusiones. Probablemente habrá quien se atreva a apuntar que nos encontramos ante un nuevo referente del terror en televisión, otros puede que queden algo impasibles ante su debut. Un servidor avisa que la primera temporada de The Walking Dead también arrancó de manera un tanto dubitativa hasta configurarse en el monstruo televisivo que es hoy. Un entretenimiento a prueba de bombas cuyo éxito Kirkman querrá repetir con un nuevo producto que ya ha comenzado y apunta maneras.

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