No todos los actores agradecen haber interpretado a algunos de sus personajes más célebres, independientemente del prestigio que les reportaron o del número de ceros del cheque que recibieron de los estudios. Hablamos de estrellas de cine que fueron víctimas de su propio éxito quedando irremediablemente encasilladas o que no compartieron la visión creativa de los responsables del proyecto. A continuación vamos a repasar varios casos de intérpretes que renegaron de sus propios roles entre los que se encuentran verdaderas leyendas del séptimo arte.
Alec Guinness – Obi-Wan Kenobi (Star Wars)
El actor británico siempre aspiró a ser recordado por su inestimable contribución al teatro o por sus interpretaciones en cintas inolvidables como El puente sobre el Rio Kwai (1957) – que le reportó un Oscar-, La caída del Imperio Romano (1964) o Doctor Zhivago (1965). Sin embargo, fue su papel como Obi-Wan Kenobi en la saga galáctica de George Lucas el que eclipsó el resto de su extraordinaria trayectoria convirtiéndolo en un icono de la ciencia ficción y un referente para las nuevas generaciones, lo cual siempre le resultó de lo más irritante. Durante el rodaje de La Guerra de las Galaxias el propio Guinness llegó a confesar a su círculo más íntimo que se arrepentía de su participación alegando que sus diálogos eran “terribles” y la película un auténtico sinsentido.
Anna Kendrick – Jessica Stanley (Crepúsculo)
Años antes de labrarse un nombre en Hollywood con cintas como Up in the Air (2009) la actriz fue seleccionada para formar parte del jovencísimo reparto de Crepúsculo (2008), la primera adaptación de las novelas de Stephenie Meyer. Más allá del trampolín que supuso aparecer en una saga que recaudó la friolera de 3.300 millones de dólares en todo el mundo, Kendrick nunca ha ocultado su animadversión hacia estas películas cuyo rodaje llegó a comparar con un secuestro de rehenes. No parece guardar buen recuerdo de su personaje, al que calificó de “idiota”, ni de sus compañeros de reparto a los que “hubiera querido matar” durante la filmación en Portland.
Hugo Weaving – Cráneo Rojo (Capitán América: El primer vengador)
Tras hacerse mundialmente conocido por su participación en grandes blockbusters como The Matrix (1999) o El Señor de los Anillos (2001), Weaving aceptó la invitación de Marvel para unirse a su exitoso universo cinematográfico como Cráneo Rojo, el archienemigo del Capitán América. Pese a que el villano dejó un buen sabor de boca entre los aficionados, tras el estreno de la cinta al ser preguntado sobre volver a interpretar al líder de Hydra el actor no se mordió la lengua y afirmó que aunque por contrato podría ser reclamado para aparecer en futuras entregas, esperaba que no lo hicieran ya que no había sido el tipo de película que le entusiasma hacer y de ninguna manera había logrado conectar con el personaje. Más tarde reconocería que su ruptura con el estudio se debió a divergencias contractuales, siendo sustituido en las dos últimas entregas de Vengadores por Ross Marquand.
Harrison Ford – Rick Deckard (Blade Runner)
¿Cuántos actores darían su brazo derecho por haber prestado su rostro a Rick Deckard en la película de culto de Ridley Scott? Resulta irónico que el privilegio de interpretar al cazador de replicantes le fuese concedido a alguien que nunca ocultó su repulsión hacia el personaje. Según aquellos que estuvieron involucrados en el rodaje, Ford nunca acabó de entender a este tipo gris y atormentado. Fue esa mezcla de apatía e incomodidad la que convenció al director de contar con la estrella de Indiana Jones, que parecía transmitir justo lo que el realizador estaba buscando. En todo caso, ambos repetirían la experiencia en la tardía Blade Runner 2049 (2017).
Ralph Fiennes – Voldemort (Harry Potter)
El protagonista de El paciente inglés (1996) nunca estuvo muy convencido de interpretar al Señor Tenebroso, llegando a rechazar la primera propuesta del estudio. Fueron sus sobrinos, buenos conocedores de la obra de J.K. Rowling y de su trascendencia, los que le convencieron de reconsiderar la oferta y participar en la saga. Lo cierto es que Fiennes nunca llegó a conectar el villano, de ahí que optase por esa actuación tan histriónica que dividió al público pero que en cierta manera pasó a ser una de las señas de identidad del mago oscuro. Parece que con el paso de los años el actor ha acabado por aceptar esta etapa de su ilustre filmografía, llegándose a mostrar muy posesivo con el personaje e incluso afirmando que ojalá nadie más interprete a Voldemort.
Christopher Plummer – Capitán Von Trapp (Sonrisas y lágrimas)
El veterano actor nunca ha dejado pasar la oportunidad de criticar el musical dirigido por Robert Wise. A Plummer le da igual que a la cinta la galardonasen con cinco premios de la Academia o que sea considerada un clásico atemporal, para él no es más que un relato “horrible, sentimental y cursi”. Y como era de esperar, interpretar al capitán Von Trapp no le reportó demasiada satisfacción, de hecho en 2010 declaró estar aburrido de que se le vincule a un personaje que no era para nada interesante y al que apenas pudieron infundir un poco de humor.
Shia LaBeouf – Mutt Williams (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal)
El actor californiano hace años que decidió alejarse de las grandes producciones veraniegas y dirigir su carrera hacia un tipo de cine menos convencional. La autocrítica nunca ha sido un problema para LaBeouf, que ha reconocido en varias ocasiones que su trabajo en la cuarta entrega de Indiana Jones no estuvo a la altura del legado de la saga. Consciente de que la película fue vilipendiada por crítica y público, el que interpretase al hijo del doctor Jones y Marion Ravenwood quiso echar un capote al guionista de la cinta y a su director Steven Spielberg recalcando que si su personaje no acabó de funcionar en pantalla fue su culpa como actor.
Andrew Lincoln – Mark (Love Actually)
A pesar de que la estrella de The Walking Dead tuvo un rol muy discreto en la cinta navideña de Richard Curtis, su escena frente a la puerta de su amada Juliet es recordada como uno de los instantes más románticos del cine contemporáneo. Sin embargo, el propio Lincoln nunca estuvo muy convencido de que fuese a funcionar y no paró de atosigar al director a fin de asegurarse de que aquella declaración no acababa resultando “espeluznante”. Aunque mucho ha llovido desde 2003 el actor suele acordarse de aquel rodaje en las entrevistas y bromea diciendo que todavía siente que el bueno de Mark no era más que un tipo extraño y un tanto acosador.
Marlon Brando – Stanley Kowalsky (Un tranvía llamado deseo)
No es un secreto que a Brando nunca le sedujo la fama, por ese motivo no es de extrañar que no tuviera ninguna simpatía al papel que le convirtió en una de las mayores estrellas que han pisado Hollywood. Al estadounidense no le gustó la representación de Stanley Kowalsky en el filme de Elia Kazan, demasiado sexualizado como para concentrar toda la fuerza de su interpretación. Es más, detestaba que se le vinculase constantemente con el personaje ya que a su entender él era una persona de gran sensibilidad mientras que Kowalsky sólo un vulgar bruto.
George Clooney – Bruce Wayne (Batman y Robin)
“Siempre me disculpo por Batman y Robin”, explicaba Clooney durante su intervención en el programa de Graham Norton en 2015. “En su momento pensé que iba a ser una buena película para mi carrera pero no lo fue. Pensé que había destrozado la franquicia hasta que años después la reiniciaron y todo cambió”, comentaba en tono burlón. El actor, que firmó para la película en sustitución de Val Kilmer, jamás llegó a sentirse cómodo en la piel del hombre-murciélago, algo de lo que fue consciente nada más probarse el traje. El ganador de un Oscar por Syriana (2005) considera la película de Joel Schumacher como el gran error de su carrera, aunque prefiere tomárselo con humor. De hecho en su visita a la New York Comic-Con no dudó en bromear con los fans: “Creo que tras mi interpretación de Batman fui vetado de la Comic-Con unos 20 años”.