5 razones por las que han cancelado la serie de La Niebla

Parece que la adaptación televisiva de la novela homónima de Stephen King que se emitió el pasado verano en Spike TV no gozará de una segunda temporada. Así lo confirmaron fuentes de la cadena tras evaluar unos datos de audiencia que sólo pueden ser tildados de decepcionantes, ya que pese a que la serie arrancó con unos prometedores 1.2 millones de espectadores, a lo largo de los 10 capítulos de los que constó las cifras no pararon de bajar.

La Niebla, que fue llevada al cine de manera notable en 2007 por Frank Darabont, nos situaba en un recóndito pueblo de Maine en el que una repentina niebla amenazaba la vida de sus habitantes que se veían obligados a buscar refugio y resistir frente a los horrores que este singular fenómeno albergaba.

Pese a este interesante punto de partida, la ficción no ha conseguido cumplir con las expectativas de los incondicionales del género, siendo considerada uno de los grandes fiascos del año debido a una serie de problemas que a continuación nos disponemos a desgranar.

El terror mal entendido

El aislamiento es uno de los recursos preferidos de Stephen King a la hora de dar forma a sus novelas. Desarrollar situaciones en las que los personajes quedan desconectados del resto del mundo no sólo es esencial para lograr esas atmósferas opresivas e inquietantes a las que nos tiene acostumbrados, sino también a la hora de retorcer la psique de sus protagonistas llevándolos al límite de la cordura y de su propia humanidad. No sólo lo degustamos en La Niebla, sino también en otras obras como la imperecedera El Resplandor o La Cúpula.

Hablamos de terror psicológico por encima de aquel entendido como más visceral y vulgar, si bien no se trata de dos corrientes forzosamente reñidas entre sí. Mezclar en la debida proporción estos elementos sin desestabilizar el relato y sugestionando al espectador en vez de abrumarlo irremediablemente es algo que sólo está al alcance de los mejores creadores, y no cabe duda de que los responsables de la adaptación televisiva que nos ocupa no han llegado a hilar tan fino.

Los intentos de la serie por introducir pinceladas de gore como bálsamo para la audiencia más sensible a este tipo de recursos se realizan con más torpeza que convencimiento, a lo que hay que añadir que la ficción nunca acaba de impregnarse de esa sensación claustrofóbica que muchos esperábamos. Los supervivientes, acomodados en amplios centros comerciales o en sosegadas iglesias, rara vez se ven obligados a tomar decisiones de vida o muerte, al menos hasta que los propios guionistas les empujan a ello con pretextos un tanto ingenuos.

La realidad es que son muy pocas las escenas que logran provocar cierto recogimiento en la audiencia, culpa de ello la tiene una puesta en escena muy poco inspirada y en la que dicho sea de paso se echa en falta un mayor despliegue de medios.

Hablando de todo y de nada

Si comentábamos que La Niebla nunca supo decidir con qué asustarnos -¿insectos voraces? ¿presencias oscuras?- lo cierto es que tampoco logró dotar a su argumento de una línea coherente y lo suficientemente poderosa como para atrapar al espectador. La serie intentó abarcar demasiados temas y lo hizo de manera inconexa, sin profundizar en ninguno y trivializando aquellos que podrían haber despertado un mayor interés de tratarse debidamente. El abuso, la homofobia, la adicción, la soledad o el inconformismo son conceptos que son expuestos a través de todo un abanico de tramas que raramente se llegan a retroalimentar entre sí o resultan plenamente satisfactorias.

El halo de misterio que rodeaba a todo cuanto acontecía en la localidad no permitió que la serie llegase a profundizar en algunas ideas que parecían prometedoras, como es el caso del restablecimiento del orden natural frente a esa violencia desbordada e intrínseca del ser humano. Ésta sin embargo contrastaba con otras de corte fatalista y mucho más manidas, por ejemplo la presunción de que las personas bajo circunstancias extremas son peores que cualquier otra monstruosidad y más si son presa de los fanatismos y los falsos profetas. ¿Os suena?

Personajes anodinos

Algo no marcha en una serie cuando después de haber visto un buen puñado de capítulos ninguno de sus protagonistas consigue hacer que su supervivencia nos importe lo más mínimo. Si esto es así es porque no existen personajes verdaderamente interesantes, que sean capaces de hacernos cómplices de sus tramas y de encajar en el tono de una producción tan apática como aquellos que la sostienen.

El carácter endeble de Kevin impide que le percibamos como el verdadero héroe de la función, mientras que su esposa Eve, fría e indómita hasta la extenuación, tiene una capacidad inaudita para granjearse la antipatía de todos los que la rodean incluyendo aquellos situados frente a la pantalla. Pese a todo es la dupla adolescente formada por su hija Alex –irritante de principio a fin- y Jay la que en ocasiones consigue acabar con nuestra paciencia. Nada que ver con Adrian, ese joven gay inadaptado y algo siniestro que resulta de lo más inquietante de principio a fin y que protagoniza las escenas más memorables de la temporada.

El hecho de que la serie carezca de estrellas de peso, que podrían haber aportado algo de brillo a las pobres interpretaciones de un reparto mediocre, también pasa factura a la ficción, que según avanza va pidiendo a gritos la presencia de alguna figura carismática que pueda tirar del carro en aquellos momentos abocados al tedio.

Un collage de otras series

Decir que una serie de estas características es más o menos original es algo susceptible de ser debatido. En primer lugar porque se trata de una adaptación de una novela publicada en 1981 y que no sólo ha sido llevada a la gran pantalla sino que también ha servido de inspiración para otros muchos autores y cineastas. Por otro lado, a estas alturas todos los géneros están muy trillados y cada nueva producción se nutre de una buena cantidad de referentes que podemos pasar por alto en función de la habilidad de sus principales responsables para sumergirnos en un viaje lo suficientemente sugestivo y excitante.

Lo que no se puede negar es que La Niebla, más allá de que siga el relato de King con cierto rigor sobre todo en lo que se refiere a varios de sus personajes y situaciones, responde a un tipo de formato que replica sin demasiado acierto aspectos de otras muchas series de televisión emitidas durante los últimos años.

Esa presencia maligna representada como una neblina negra que juega con la mente de las personas haciéndolas revivir sus peores pecados recuerda demasiado al ente de la isla de Perdidos, mientras que el personaje de Bryan, desmemoriado y sin saber cómo diantre ha llegado al pueblo, guarda un evidente paralelismo con el protagonista de Wayward Pines. Además, el planteamiento de la trama central en el que los habitantes de una localidad un tanto apartada quedan recluidos en dicha zona y miran con recelo las actividades militares en los alrededores recuerda a la premisa de La Cúpula, que tan bien funcionó durante sus primeros compases enganchando a no pocos espectadores.

Lenta, muy lenta

El ritmo es sin duda el punto que más ha penalizado a la serie y el principal causante de su progresivo abandono. La Niebla es una ficción excesivamente pausada, a veces hasta lo ridículo. Que la acción avance con semejante parsimonia no ayuda en ningún momento a generar tensión, de hecho arruina la inmersión y da lugar a episodios cuyo desarrollo acaba siendo poco creíble precisamente por la inacción de sus protagonistas.

No es lo que cabía esperar en una serie de terror que debía regalarnos una buena cantidad de giros y momentos perturbadores de los que crean afición. Que la mayoría de los que sí hay se puedan ver en el tráiler lanzado por la cadena justo antes de su estreno es buena prueba del impacto tan limitado de la ficción y de sus escasas bazas.

El último capítulo, eso sí, resultaba mucho más ágil que la mayor parte de la temporada e intentaba maquillar muchas de las carencias de una serie cuanto menos irregular y que dejaba muchas incógnitas fiándolo todo a una continuación que nunca llegará. No parece que a muchos les vaya a importar.

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3 comentarios

  1. Sigo sin entender por qué fue cancelada, a mi esta serie me pareció muy entretenida y muy interesante sigo esperando su segunda temporada lo mismo hicieron con la serie Everything Sucks, una serie muy vistas por adolescentes en el cual muchos de estos se sienten identificados, espero que vuelvan este año las 2 series ya que muchos las esperan. Espero que reciban este comentario ya que muchos opinan igual… gracias

  2. Es una pena, porque me hubiese gustado ver más episodios, pero yo creo que hay razones más profundas en la cancelación de la serie, y tienen que ver con la actualidad del momento del 2017. Cuando presentas a las agredidas sexualmente como unas fingidoras, (o peor, como indulgentes y conciliadoras con su propio violador) y más en el pleno movimiento “Me Too” del 2017… o los gays como enfermos mentales que hablan solos y como responsables reales de dichas violaciones, en un argumento retorcido e inverosimil, los espectadores no perdonan. Con el paso de los episodios, la trama se vuelve tan retorcida que casi desearías más estar fuera con los bichos que con esas personas. Si lo aderezas con efectos digitales cutres, y no dejas ni rastro de los verdaderos monstruos de otra dimensión que Stephen King narra en su novela (y no las cucarachas, arañas y polillas que ya existen en la realidad), así como te cargas de un plumazo (o un tiro literal) a los únicos personajes que mostraban un atisbo de cordura e interés, pues pasa lo que pasa.

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