The Spanish Princess: un desastre real

Catalina de Aragón, era la hija menor de los Reyes Católicos. La más parecida físicamente a su madre: rubia y de ojos azules, con la cara redonda. Y también la que heredó con más fuerza la testarudez de sus progenitores.  Debido a las alianzas de sus padres para aislar a Francia, Catalina fue prometida a Arthur, el primogénito de los reyes de Inglaterra. Lo que ninguno esperaba eran dos cosas: primero, Arthur se muriera nada de casarse con Catalina y segundo; que Catalina se convirtiera en una inesperada e importante figura política no solo supo mantener el tipo cuando su esposo,Enrique VIII (hermano de Arthur y desde luego nada hecho para el matrimonio),  la repudió y humilló públicamente para casarse con Ana Bolena (otra gran maltratada de la Historia), es que también fue regente del reino durante varios viajes de Enrique a Francia, y lidió con la incursión escocesa en Inglaterra que desembocó en la batalla de Flodden Field. Es más, a caballo entre el mito y la leyenda encontramos la historia de que Catalina viajó embarazada y equipada con armadura a dar una arenga a las tropas antes de la célebre contienda. en resumen, que la posterior rivalidad de España e Inglaterra y la alargada sombra de Ana Bolena,  ocultaron el hecho de que «la Reina de todas las reinas y modelo de majestad femenina», según la describió ni más ni menos que  William Shakespeare, fue una de las soberanas más queridas por el pueblo inglés en la Historia. Ahí es nada.

Pues bien, esta gran mujer , condenada a la imagen de mujer repudiada (pero amantísima), se ha tenido que conformar con una serie que ignora por completo cualquier atisbo de profundidad en los personajes, que hace un flaco favor a Arthur, aún menor a ella y que nos vuelve a presentar a una Isabel la Católica morena ¡y encima en armadura! Como si Isabel la Católica hubiera ido por ahí espada en ristre alguna vez, no hay admiración por Alicia Borrachero (que ya os decimos que aquí, por Alicia, de eso tenemos a raudales) que pueda hacernos ignorar que esa no es Isabel la Católica ni de lejos. Igual Catalina no puede ser Catalina haciendo cosas como insultar delante de toda la corte a unos embajadores. Por muy escoceses que sean. Que era una mujer tozuda, pero de tonta no tenía un pelo.  ¿Y llegar a  conocer a la familia real y su prometido y negarse a hacer nada a no ser que duerma antes al siesta?… Sin palabras.

Después de The White Queen y de The White Princess, donde presentaban a la hija de los reyes católicos bailando flamenco, era de esperar que The Spanish Princess volviera a echar mano de “algunos hechos y personajes históricos han sido modificados por razones de narrativa”, y aquí somos los primeros en defender una licencia narrativa aquí y allá, pero si pretendes hacer una serie sobre un personaje histórico algo debería parecerse la trama a la vida del susodicho.

Una pena, porque Catalina de Aragón  se merecía una serie mejor.

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