La segunda quincena de agosto siempre ha tenido unas vibraciones especiales. Aún es verano, pero de fondo laten el otoño, septiembre y la vuelta al cole. ¿Qué mejor manera de aprovechar estos días aún calurosos y soleados, pero cada vez más cortos, que viajar en alfombra mágica en el Teatro Cofidis Alcázar? La alfombra mágica corre a cuenta de Aladín, un musical genial.
Este espectáculo que dirige José Tomás Cháfer nos ha visitado en Madrid ya en varias ocasiones y, de hecho lleva seis años, recorriendo la geografía española llenando de ritmos alegres patio de butacas tras patio de butacas. Y este regreso a la capital ha estado a la altura. El público infantil es uno de los más complicados a los que se puede enfrentar una compañía: se distraen, se cansan, se mueve, quieren ir al baño cuando se aburren, y en la era de los efectos especiales y la comunicación visual, si el genio en lugar de la lámpara sale por una puerta las criaturas ten seguro que van a tener algo que decir al respecto. Por eso, es tan merecedor de mención el hecho de que los niños que asistieron a la función del día 14 de agosto estuvieran casi clavados a la butaca.
La obra es colorida, vitalista y con ritmo. Con una escenografía cuidada con mimo. Tiene muy claro quién es su público y no lo pierde de vista en ningún momento. Porque las aventuras del pobre joven que debe rescatar una valiosa lámpara siempre gustan, no por nada se han llevado al cine en varias ocasiones. Todo el reparto está muy en su papel, pero quiero destacar aquí al genio interpretado por Germán Torres, que inyecta de energía cualquier escena en la que aparezca, y un Jafar muy distinto al de la versión animada de Disney, con mucho más ritmo, aunque con el mismo glamour que corre a cargo de Aitor Caballer.
En definitiva, la apuesta perfecta para encontrar un oasis de diversión para lo más peques de la casa en este desierto que es Madrid en agosto. Aladín, un musical genial se representa en el teatro Alcázar hasta el 8 de septiembre de miércoles a domingo.