The Mandalorian: Esta galaxia es demasiado pequeña para los dos

Mucho ha llovido desde principios de los 2000, cuando George Lucas reconocía ante los medios que su idea para hacer una serie de televisión con la que expandir el universo de su epopeya espacial era inviable debido a los altísimos costes que requeriría llevarla a cabo. Ahora, en pleno 2019, la tecnología sí permite acometer este tipo de producciones tal y como fueron concebidas, sin necesidad de pasar por la pantalla grande y en virtud de una nueva era marcada por las grandes inversiones de las principales plataformas de streaming.

The Mandalorian no es sólo la ficción que los aficionados de Star Wars llevaban tiempo esperando, sino también un golpe de efecto galáctico de Disney+ de cara a atraer a millones de suscriptores a un servicio que en los próximos años nutrirá su catálogo con algunas de las licencias más populares del planeta.

Ajena a las múltiples controversias que las nuevas entregas cinematográficas están generando, la serie trata de granjearse las simpatías de los fans más acérrimos aferrándose a algunos de los elementos más reconocibles de la saga y exhibiendo un diseño de producción muy atractivo pero sumamente respetuoso con su vasto legado.

Y es que la ficción protagonizada por Pedro Pascal no es ni más ni menos que una historia de forajidos y cazarrecompensas, un western de corte clásico salpicado de gadgets futuristas, razas alienígenas y la fantasía propia de la obra de Lucas. Basta con echar un vistazo a su episodio piloto para darnos cuenta que ninguna de las situaciones que conforman la trama hubiese desentonado en los mejores exponentes de un género que dominaron directores tan carismáticos como Sergio Leone o John Ford.

Esa entrada en la taberna ante la atenta mirada de los asiduos del lugar, la disputa entre aquel par de bandidos pendencieros y el forastero impasible, la doma de la montura salvaje y el asalto a la guarida de la banda, escenas en las que blasters, criaturas monstruosas y robots reemplazan a revólveres, corceles y pistoleros en pos de acentuar el sentido del espectáculo.

El resultado es un divertimento que no lleva a engaño, de ritmo ágil y factura estilosa, todo ello con el sello inconfundible de Star Wars. The Mandalorian mezcla con acierto lo digital con lo animatrónico, se sirve de los ingredientes que mejor sabor aportaron a las últimas producciones de la franquicia -incluyendo la infravalorada Solo: Una historia de Star Wars– e incluso conserva la cara más amable de esa galaxia muy lejana en la que le pese a quien le pese no sólo hay bandidos Tusken y agresivos wampas, también hay espacio para ewoks, porgs y otros seres adorables que le otorgan cierto carácter familiar a la propuesta.

Hay muchos motivos para seguir con interés esta primera tanda de capítulos. El reparto es interesante, incluye nombres de rabiosa actualidad como el del propio Pascal (Juego de Tronos) o el de Gina Carano (Deadpool) y se ve reforzado con la incorporación de una leyenda viva como es Carl Weathers (Rocky, Depredador). Además los primeros compases de la serie sugieren que algunas de sus tramas están orientadas a expandir el canon de la licencia, empezando por los mandalorianos y los intrigantes preceptos que rigen su clan.

Con una segunda temporada en marcha la apuesta de Disney+ por este mercenario eficiente y taciturno es firme. Las primeras etapas del viaje son prometedoras y mucho se tendrían que torcer las cosas para que The Mandalorian no se convierta justo en la serie que los amantes de Star Wars se merecen.

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