Crítica sin spoilers
El amor. ¿Qué concepto, verdad? Hemos hablado de él de todas las formas posibles, hasta tal punto que como sociedad, como individuos, en no pocas ocasiones lo hemos equiparado a ni más ni menos que a la felicidad. Otro gran vocablo. La miniserie de tres episodios está protagonizada por Lily James (Cenicienta, Downton Abbey) y Emily Beecham (Cruella, Little Joe) y sigue a dos primas impacientes por empezar a vivir. La primera, Linda Radlett (James), es de aquellos que equipara no solo el amor con la felicidad, también con la libertad. Un espíritu romántico en el término más extremado del término. Un amor en términos absolutos que está destinado al fracaso en cuanto se intente concretar en alguien. Mientras Linda crece amando el amor; su prima Fanny Logan, crece con un mayor acceso a la educación, los pies mucho más anclados en el suelo y una madre que según todos los estándares de la época es una casquivana.
A la caza del amor es un drama romántico que coquetea con la comedia o, si se prefiere, un sainete amable con tintes de melodrama romántico. Y es una delicia para las tardes de verano. Creada y dirigida por la actriz Emily Mortimer (La librería), la ficción muestra un mundo de elegancia, privilegios y exuberancia que nos habla con un fino sentido del humor de las relaciones, de la madurez y del amor más importante de todos: la amistad.
Esta adaptación de la novela de Nancy Mitford de 1945 es – se mire desde el ángulo que se mire- una serie “de tacitas” ambientada en los años de entreguerras y en la que se aprecia en cada plano el buen hacer en estos menesteres de la BBC. Si echabas de menos Downton Abbey, esta es tu serie sin ningún género de duda, aunque la trama dista mucho de tratarse de un trasunto de la familia Crawley.
La serie nos introduce, eso sí, a una familia igual de carismática: los Radlett de Alconleigh. Con su pater familias que ha hecho del odio y los prejuicios un arte en si mismos, hasta los niños con su sociedad secreta ‘Los honorables’. Entre todos crean un vibrante mosaico que sirve de fondo brillante para las dos protagonistas que dotan a sus personajes de una frescura y una ternura dignas de mención. Queremos a Linda desde el minuto uno cuando en manos de otra actriz hubiera sido desesperante, mientras que Beecham consigue que nos interese desde su primera frase un personaje que corre el riesgo continuo de volverse anodino en contraste con su extrema prima.
La caza del amor es divertida, de apariencia conscientemente frívola, pero con una veta irredenta de ternura que hará las delicias de los amantes del género y con muchas posibilidades de gustar a aquellos que no lo sean.
A la caza del amor se emite los lunes en Movistar+