Tras el reencuentro con los cuatro amigos de Nueva York en la previa temporada de Will & Grace, en la tanda 11 de la serie interpretada por Debra Messing, Eric McCormack, Sean Hayes y Megan Mullally fluye el amor.
En esta temporada Will y Grace que pensaban que ya se iban a quedar solos encuentran el amor, al igual que Jack, no así la pobre Karen que pasa por un divorcio y tiene que aprender a estar soltera, una trama un tanto triste para nuestra conservadora rica borracha favorita.
El empedernido soltero y niño Jack se ha enamorado de Stefan y se van a casar, lo que hace que Will y Grace le envidien un poquito. Esa envidia es más bien corta con la aparición de un escritor borde y un presentador de telediario.
Dos de los grandes atractivos de Will & Grace esta temporada ha sido la llegada de David Schwimmer (Friends) y Matthew Bomer (Ladrón de guante blanco, American Horror Story) como los intereses amorosos de Grace y Will. Han hecho las tramas frescas, divertidas y llenas de humor.
Will & Grace es una serie refrescante, porque es lo que era hace años. No tiene ningún objetivo más que entretener y divertir. Y lo consigue. Las carcajadas, el buen humor y la sonrisa aparecen en los primeros treinta segundos de cada episodio y continúan una vez acabados.