Análisis de Death Stranding: Director’s Cut – Abriendo camino

El primer título independiente de Kojima Productions ya pertenece a ese selecto grupo de juegos que, sirviéndonos de los conceptos vinculados a su fascinante universo, han evitado quedarse varados en la playa generacional. La obra del aclamado diseñador japonés, que vio la luz en PlayStation 4, trasciende a los inevitables cambios asociados al hardware para llevar su inusitada propuesta a un catálogo hambriento de novedades y que parece ver con buenos ojos la adición de algunos de los que fueran los mejores exclusivos de la marca.

Al igual que hiciese Sucker Punch Productions con el excelente Ghost of Tsushima, el estudio nipón debuta en PlayStation 5 con una edición definitiva de la aventura protagonizada por Sam Porter Bridges que aprovecha las nuevas capacidades de la flamante sobremesa sin alterar tan genuina experiencia. Sí, el corte del director de Death Stranding mejora un apartado gráfico que hace dos años sorprendió por su fotorrealismo gracias a la resolución 4K dinámica e incluso coquetea con las funciones del mando háptico y el audio 3D. Sin embargo, su intención no parece la de seducir a aquellos que ya lo probaron y supieron apreciar sus bondades, sino más bien alentar a los que no acabaron de dar el salto con un producto más completo y optimizado.

Para ello, sus responsables han ido aplicando sutiles pinceladas para aportar más variedad a ese mundo frío y a la vez cautivador que deberemos recorrer conectando a aquellos que moran por doquier. Si bien no vamos a detenernos en el argumento del juego y en sus principales mecánicas, algo que ya hicimos en el análisis que publicamos con motivo de su lanzamiento, sí que se antoja necesario enumerar algunos de estos añadidos.

En primer lugar, se ha introducido un nuevo arco argumental que se desarrolla en una zona marcada por la existencia de una fábrica abandonada. Un territorio hostil en el que emprender una tanda de misiones que podremos superar de un tirón tras alcanzar los títulos de crédito o paulatinamente según avanzamos en la campaña.

Más allá de la brevedad de la trama, que resulta bastante interesante y guarda alguna sorpresa, lo cierto es que se trata de una expansión un tanto atípica en lo que respecta a la jugabilidad ya que opta por sumergirse en algunos de los aspectos más descuidados de la fórmula de Death Stranding, en especial la infiltración. Estos escenarios, que guardan evidentes guiños a la franquicia de Metal Gear Solid, exigen al jugador esmerarse en el sigilo cuando el juego no ofrece demasiadas mecánicas orientadas a pasar desapercibido por lo que pueden resultar un tanto desafiantes.

Lo mismo ocurre con los tiroteos, perfectamente contemplados en caso de ser descubiertos, y que no se cuentan entre las principales bazas del título. Al menos tendremos a nuestra disposición una nueva arma pensada para superar los retos que nos aguardan, una pistola que lanza una descarga eléctrica a los enemigos incapacitándolos. Por suerte, podremos acostumbrarnos a su uso en un campo de tiro en el que practicar todo lo que queramos sin necesidad de experimentar sobre el terreno con los riesgos que eso conlleva.

Nos sorprende eso sí que Death Stranding: Director’s Cut introduzca un componente competitivo en varias de sus actividades, una decisión inesperada ya que la vertiente multijugador del título había estado orientada a la colaboración entre los jugadores. Lo tenemos en el propio campo de tiro, con eventos online que nos instan a superar las puntuaciones de otros perfiles, y en los circuitos de carreras, en los que podremos superar los tiempos de los fantasmas de nuestros rivales.

Estas pistas son precisamente otra de las novedades más llamativas de la edición, ya que una vez reunamos los materiales necesarios para construirlas podremos quemar neumático con los distintos tipos de vehículos a nuestra disposición a los que se suma un bólido con el que disfrutar al máximo de los trazados. Una vez más el juego no hace gala de una conducción tan refinada como para explotar debidamente este añadido, aunque tampoco podemos negar el esfuerzo por dotar al título de un mayor número de opciones para entretenernos.

No podemos pasar por alto los nuevos recursos con los que contaremos para realizar nuestros encargos, empezando por una catapulta que lanzará nuestros contenedores a cierta distancia de nuestra posición, un bot andador que nos acompañará llevando parte de nuestra carga o a nuestro personaje, puentes quirales que nos permitirán atravesar ciertos obstáculos sin que nuestros adversarios puedan seguirnos o un jetpack. Ingenios de gran utilidad pero con importantes limitaciones, ya que ante todo se ha intentado que su uso no facilite en demasía el camino que deberemos recorrer y arruine la inmersión. En el caso de los puentes no tardarán en venirse abajo si comienza a llover o a nevar, mientras que el bot no funcionará fuera de la red quiral y si no tenemos cuidado puede meternos de lleno en una zona plagada de entes varados.

Death Stranding: Director’s Cut no comete el error de alejarse de su senda pese a introducir algunas ideas que seguramente se quedaron en el tintero durante su desarrollo. No todas dan en el clavo, pero eso no quita que sea una edición muy completa y atractiva. Nuevas opciones de personalización, cadenas de misiones inéditas, un mayor número de temas musicales, eliminación de los tiempos de carga, mejores efectos y texturas, un buen uso de la tecnología de audio 3D y de las funciones hápticas y los gatillos adaptativos, cuya resistencia varía según atravesemos terrenos más o menos accidentados. En definitiva, una revisión acertada de uno de los juegos con mayor personalidad de los últimos años.

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